viernes, 29 de enero de 2016

LA ORACION DEL PECADOR

Por, Tony Miano
Editado por, Matt Slick
¿Es la oración del pecador bíblica? Sí y no. Es bíblico que un pecador le ore a Jesús para perdón de sus pecados. Pero no es bíblico decirle a alguien que es salvo “debido a que repitió la oración del pecador”. Es bíblico confesar los pecados de uno y pedir perdón; colocar la confianza, esperanza y fe en Cristo y Su sacrificio en la cruz. Pero una vez más, no es bíblico darle a una persona seguridad de la salvación sobre la base de una oración repetida o porque simplemente repitió las palabras. La salvación es la obra de Dios y la manifestación de esa obra es vista alguna veces en la confesión pública de las personas; inclusive la oración pública al recibir a Cristo como Salvador.
Sin embargo, queremos decir que los elementos de la oración del pecador son bíblicos. Sin embargo, también queremos ser muy claros que una persona no es salva “porque repitió una oración”. La fe, la confianza y la esperanza nunca deben colocarse en la oración. Más bien, todo lo anterior debe ser colocado en Cristo por medio de la presentación apropiada del mensaje de salvación el cual consiste en la presentación de la ley (de que somos pecadores delante de Dios y merecemos juicio) y del evangelio (de que sólo por medio de la fe y la confianza de lo que Cristo hizo en la cruz al llevar nuestros pecados y morir por ellos, es que podemos ser salvos del justo juicio de Dios.) Las personas deben arrepentirse de sus pecados y creer el evangelio. Esto es lo que la Bíblica dice:
  • Marcos 1:15: “diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio”.
  • 1ª Corintios 15:1-4: “Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; 2 por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. 3 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; 4 y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”.
  • Hechos 16:30: “y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?”.

¿Qué no estamos diciendo acerca de la oración del pecador?

Muchos cristianos tienen una oración de arrepentimiento y fe como parte del testimonio de su conversión. Sabemos que hay verdaderos seguidores de Jesucristo, amantes de Él y nacidos de nuevo, los cuales testificarán por siempre que alguien les compartió el evangelio y les pidieron que repitieran una oración, lo cual hicieron y fueron salvos. Este artículo no debe ser interpretado o analizado –de ninguna manera– para cuestionar la salvación de uno, porque se “repitió una oración”.
Dicho esto, nadie es salvo porque “repitieron una oración”. No es por repetir una frase o palabras de una oración lo que salva a alguien. Nosotros estamos contra la salvación por medio de fórmulas. Aquellos a quienes Dios escoge soberanamente para ser salvos (1ª Pedro 1:3; 2ª Tesalonicenses 2:13) y son traídos a Él por el Padre (Juan 6:44) pueden hacer una oración –ya sea con sus propias palabras o guiado por alguien– como parte de los primeros frutos de su salvación.
Hay muchos cristianos que testificarán de la gloria de Dios porque ellos repitieron una oración del pecador el día que Dios los salvó. Pero también, hay personas en el mundo que como resultado de ser “guiados” en una falsa oración del pecador, son ahora apóstatas y fueron falsos convertidos (Hebreos 6:4-6; 10:26-31). Ellos, les han dado la espalda a Cristo y han dejado la fe que pensaron que tenían porque verdaderamente nunca tuvieron un arrepentimiento genuino y fe en Cristo. Ellos son, y fueron falsos convertidos porque pusieron su esperanza de salvación al “decir palabras”, o al “recitar una oración”, o al “hacer esa cosa cristiana como oración”, en vez de creer verdaderamente en Cristo para que les perdonara sus pecados cometidos contra Dios.
El propósito de este artículo, no es desaminar a cristianos genuinos, o hacer que ellos cuestionen la autenticidad de su fe porque en el testimonio de su conversión se incluye una oración del pecador. Muchas personas han sido verdaderamente salvas al haber repetido algún tipo de oración del pecador. Más bien, el propósito de este artículo, es advertir a los cristianos para que defiendan la predicación del evangelio bíblicamente; y que cuando una persona quiera creer en Cristo y recibirlo como Salvador, que esto sea hecho de forma apropiada.

Una historia familiar: La oración del pecador en el evangelismo

“¿Entiende Ud. lo que le he compartido?”
–“Sí”.
“¿Hay alguna razón por la que Ud. no quiera recibir a Jesús como su Señor y Salvador en estos momentos?”
–“No. Creo que no”.
“Maravilloso. Entonces, repita conmigo esta oración después de mí. No hay nada mágico en las palabras. Lo que importa es la condición de su corazón”.
–“¿La repito en voz alta?”
“Sí. Jesús dice que si Ud. lo confiesa delante de los hombres, Él lo confesará delante de Su Padre”.
–“¿Aquí mismo? ¿En este momento?”
“Bueno, esa es su decisión. Claro está. Pero, ¿qué podría ser más importante que estar seguro que Ud. está bien con Dios? Después de todo, el mañana no se le promete a nadie”.
–“Está bien”.
“¡Grandioso! Sólo repita esta oración después de mí: Señor Jesús…”
–“Señor Jesús…”
“Sé que soy pecador…”
–“Sé que soy pecador…”
“Quiero que perdones mis pecados…”
–“Quiero que perdones mis pecados…”
“No quiero pasar la eternidad en el infierno…”
–“No quiero pasar la eternidad en el infierno…”
“Quiero estar en el cielo contigo…”
–“Quiero estar en el cielo contigo…”
“Perdóname por favor…”
–“Perdóname por favor…”
“Ven a mi vida…”
–“Ven a mi vida…”
“Sálvame…”
–“Sálvame…”
“Hazme una nueva criatura…”
–“Hazme una nueva criatura…”
“Sé mi Señor y Salvador…”
–“Sé mi Señor y Salvador…”
“Oro en el nombre de Jesús…”
–“Oro en el nombre de Jesús…”
“Amén…”
–“Amén…”
“¡Alabado sea Dios! ¡Bienvenido a la familia, hermano(a)…!”
–“Gracias”.
“Ahora. Es importante que empiece a leer la Biblia y ore cada día. Y ahora, debe empezar a congregarse en una iglesia cristiana. Necesita estar con otros creyentes. Necesita ser discipulado. Necesita empezar el proceso de crecimiento continuo en su fe. Y aquí estoy yo para ayudarlo en todo lo que necesite”.
–“Está bien”.
Note por favor que he subrayado las partes en la oración que son, bíblicas. Por lo tanto, en la oración del pecador hay elementos bíblicos; pero no es la oración misma que salva; y una vez más, debe quedar bien claro que por el hecho de haber repetido la oración, la misma, no salva a nadie.
Esto sucede miles de veces cada día, alrededor del mundo. Sucede en las conversiones de uno a uno entre los amigos, los familiares y aun, los extraños. Sucede en las oficinas de pastores; sucede por el correo electrónico; en los chats, etc. Un cristiano bien intencionado comparte el evangelio con alguien (esperando que sea un evangelio consistente con la Palabra de Dios.) Quien escucha parece entender y aun, se muestra movido emocionalmente por la conversión. El cristiano, con buena disposición y sinceridad, le pregunta a la persona si quiere tener a Jesús como su Salvador personal. Si la otra persona responde favorablemente, entonces, el cristiano lo lleva a una oración del pecador.

La oración del pecador, una falsa conversión y una tradición

Esto es importante. Muchos cristianos cometen el error cataclísmico y no bíblico, de darle a la otra persona un sentido falso de seguridad en la salvación, al asegurarle a la persona que es salva porque repitió una oración. De esta forma, muchas personas se alejan de tal conversión, todavía muertos en sus pecados pero creyendo lo que les han dicho. “Creí en lo que mi amigo me dijo, y repetí la oración. Por lo tanto, ¡ahora soy cristiano!”
Existe una seguridad no bíblica en la oración del pecador (en vez del arrepentimiento y el creer en Cristo) que con mucha frecuencia me lleva a pensar que el evangelismo de los Estados Unidos está más cerca de Roma de lo que ellos piensan. La razón, es que como la iglesia apóstata católica romana, la cual sostiene su tradición al mismo nivel o superior a la Palabra de Dios, el evangelismo de los Estados Unidos hace algunas veces lo mismo con sus propias tradiciones. En concreto, la oración del pecador es uno de esos casos.
Mi suposición con relación a esto es fácil de expresar. En pocas palabras…
No existe un solo versículo o pasaje en las Escrituras, ya sea en un registro narrativo o en textos prescriptivos o descriptivos con relación al uso de la oración del pecador en el evangelio. Ni uno solo.
Sin embargo, aquellos que proponen esta oración, citarán muchos versículos o pasajes de las Escrituras en un intento fallido para apoyar esta práctica no bíblica. Aquí tenemos varios:
  • Mateo 7:7: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”.
  • Lucas 18:10-14: “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.
  • Romanos 10:9-10: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
  • 1ª Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
  • Apocalipsis 3:20: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
Una breve exposición de cada uno de los textos anteriores mostrara que no deben ser usados para apoyar la práctica de la oración del pecador.

¿Apoya Mateo 7:7 la oración del pecador?

  • Mateo 7:7: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”.
Cuando se trate de interpretar las Escrituras, especialmente si uno está buscando establecer o apoyar una creencia o práctica como bíblica, no lea simplemente un solo versículo.
Lea muchos versículos. Lea pasajes completos. Lea capítulos enteros. Lea los libros. Permita que las Escrituras sean interpretadas por las mismas Escrituras. Revisemos el versículo de Mateo 7:7 en todo su contexto.
  • Mateo 7:7-11: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”.
El primer paso en la interpretación bíblica (hermenéutica), es la observación. En este paso, el estudiante hace tres preguntas básicas de cualquier versículo o pasaje establecido: ¿Qué dice el versículo? ¿Qué no dice el versículo? ¿Qué preguntas vienen a mi mente cuando leo el versículo?
Mateo 7:7, no dice nada acerca de evangelismo. Tampoco dice algo acerca de la conversión del perdido. No dice nada acerca de esto, ni tampoco lo que una persona no salva, debería o podría hacer para ser salvo.
Para poder entender correctamente el versículo, no solo debemos mirar los versículos en su contexto, sino que también debemos revisar todo lo que se dice del sermón del Monte desde el principio:
  • Mateo 5:1: “Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos”.
La principal audiencia de Jesús durante el sermón del Monte (Mateo 5-7), fueron Sus discípulos. Su audiencia más amplia era la multitud que le seguía a Él (Mateo 4:25). Jesús, empezó Su sermón con las bienaventuranzas, las cuales fueron usadas por Él para describir la vida cristiana. En Mateo 7:7, la audiencia principal de Jesús fue la misma, Sus discípulos, creyentes. Esta verdad se evidencia posteriormente por lo que Jesús dice en Mateo 7:11:
  • “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”.
“… ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos…” Las personas no salvas no cuentan con un Padre en el cielo; más bien, tienen un Juez en los cielos. Las palabras de Jesús acerca de, “pidan”, son palabras de instrucción y ánimo a los creyentes; no a los perdidos. Por lo tanto, sugerir que Mateo 7:7 apoya que los incrédulos le pidan a Jesús que entre en sus corazones o que Jesús los salve, es totalmente contrario a lo que el versículo realmente dice y significa.

¿Enseña Lucas 18:10-14 la oración del pecador?

  • “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.
Este es otro pasaje –con énfasis especifico colocado en Lucas 18:13– que muchos cristianos usan para justificar el uso de la oración del pecador en una estrategia de evangelismo. Después de todo, el publicano clamaba a Dios en oración.
Una vez más, el contexto es crítico para entender esta bella e importante parábola.
¿Quién era la audiencia de Jesús cuando Él compartió la anterior parábola? Sus discípulos. Pero habían otras personas presentes, por lo tanto, debe regresar a Lucas 17:20-21 para descubrir quien más estaba ahí.
  • Lucas 17:20-21: “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, 21 ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros”.
Si se mira cuidadosamente en la parábola, la oración no es el enfoque principal. El punto que enfatiza Jesús es hacer hincapié en la propia justicia y la arrogancia de pecado en los fariseos. La parábola era una acusación contra los fariseos; no un tratado de cómo una persona debe orar para entrar en el reino de Dios.
Lea nuevamente la parábola. ¿Por qué fue el publicano justificado? ¿Debido a su oración? ¡No! Fue su humildad la que ejemplificó la justificación recibida por Dios (cf. Romanos 8:30).
  • Lucas 18:14: “Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.
Dios se opone al orgullo (el de los fariseos), pero Él da gracia a los humildes (el publicano). (Leer, Santiago 4:6; 1ª Pedro 5:5). Es mucho mejor, y más preciso usar esta parábola tan tremenda para animar a los incrédulos a que se humillen delante de Dios que convencer erróneamente a los incrédulos de que ellos pueden reconciliarse con Dios si ellos repiten una oración. Una vez más, no es simplemente repetir una oración lo que salva a una persona.

¿Enseña Romanos 10:9-10 la oración del pecador?

  • Romanos 10:9-10: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
¿Quién es la audiencia de Pablo? ¿Creyentes o incrédulos? Él les está escribiendo a creyentes; a la iglesia en Roma. Los destinatarios de esta carta nunca hubieran tomado de este texto, que Pablo estaba instruyendo a los incrédulos a repetir una oración para poder recibir a Jesucristo como Señor y Salvador. Ni tampoco sus lectores habían recibido la enseñanza de Pablo como una sugerencia, mucho menos como mandato para llevar a un no salvo a una oración del pecador.
No encontrará ni un solo erudito legítimo de la Biblia que sugiera que las palabras de Pablo en Romanos 10:9-10 son ejemplo, ni de una oración del pecador o una sugerencia de que los creyentes deben llevar a los incrédulos a repetir tal oración, o “de pedirles que Jesús entre en sus corazones”. De hecho, no existe ningún lugar en la Biblia donde se diga que le pidamos a Jesús que entre en nuestros corazones.
Es también interesante ver cómo Pablo cambia las ideas de la confesión y del creer desde el v. 9 al v. 10. Pablo deja claro que la justificación es por fe (Romanos 1:17), la cual es antes que la confesión. La justificación entonces, no llega como resultado de la confesión, sino como resultado de la fe.
En Romanos 10:10, ambos verbos –“creer” y “confesar”– están en el presente pasivo indicativo en el texto griego. Esto significa que aquellos que son, realmente nacidos de nuevo, continuarán creyendo por fe, y que ellos continuaran confesando a Jesús como Señor. El texto en Romanos 10:10 de ninguna forma apoya la idea de una oración hecha una sola vez como medio de recibir salvación y el don de la vida eterna.
Agradezco a John Gill lo que escribió acerca de esta frase.
  • “Esto no se debe entender como una confesión de pecado; sin embargo, es adecuada y necesaria hacerla, no solo con respecto a la participación y el gozo de la salvación, particularmente al perdón por gracia y misericordia y como un reconocimiento a los mandatos del evangelio; sino como una confesión de Cristo, como se desprende del versículo anterior, el cual descansa en un reconocimiento franco y abierto de lo que Cristo es en Sí mismo, el verdadero y propio Dios, el Hijo de Dios, el verdadero Mesías, el Mediador entre Dios y el hombre, y el único Salvador de los pecadores perdidos, y de nuestra fe en Él, con respecto a nosotros mismos, a nuestro perdón, aceptación y salvación en Él; en atribuir la totalidad de nuestra salvación a Él, y darle la gloria por esto; al declarar a la iglesia de Cristo lo que Él ha hecho por nuestras almas, y al sujetarnos a Sus mandatos. Esta confesión debe ser hecha tanto por palabras como por hechos; debe ser abierta, visible y delante de los hombres; y también debe ser verdadera, de corazón y sincera; las palabras de la boca en acuerdo con la experiencia del corazón; y tal excelente profesión de fe, hecha delante de Dios, de los ángeles y de los hombres, que proviene altamente de todo lo que se cree con el corazón. Esta fue la práctica de los antiguos santos; sí, todas las naciones tienen, reconocen y profesan al dios que adoran; ¿y no deberíamos nosotros confesar a nuestro Dios, Salvador y Redentor?”1
Confesar a Jesucristo como Señor y Salvador es el modelo del seguidor de Cristo nacido de nuevo. Aquellos que son salvos –aquellos que por siempre serán salvos– son aquellos que confiesan a Jesús como Señor –no como un medio de salvación– sino como evidencia de que la salvación a la cual se aferran a quienes han sido originados por Dios y asegurados por Él en el cielo para toda la eternidad (1ª Pedro 1:3-9). Aquellos que afirman ser cristianos pero no confiesan a Jesús como Señor como en un curso y modelo regular de sus vidas, deben examinarse para ver si están aún en la fe.
  • 2ª Corintios 13:5: “Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que estéis reprobados?”.

¿Enseña 1ª Juan 1:9 la oración del pecador?

  • 1ª Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
¿A quién se refiere “confesamos nuestros pecados” en el versículo? A la audiencia de Juan. Él está escribiéndoles a los cristianos en la iglesia de Éfeso, así como también a los creyentes en la región. Los incrédulos no están incluidos en la forma plural del versículo, como se indica en la advertencia de Pablo a los hermanos, acerca de los falsos maestros (1ª Juan 2:18-27).
Dios es fiel y justo para perdonar los pecados de Sus hijos adoptados (Romanos 8:12-17). Hasta que Dios haga que la persona no regenerada nazca de nuevo (1ª Pedro 1:3), sus oraciones son abominación para Él (Isaías 1:15). Los cristianos deben llamar al arrepentimiento a los incrédulos y a que crean el evangelio (Marcos 1:15; Lucas 13:1-5): no a que repitan una oración de confesión y a creer en esta como el medio por el cuales ellos, entonces, serán salvos. Más bien, las personas necesitan creerle a Jesús y lo que hizo en la cruz.

¿Enseña Apocalipsis 3:20 la oración del pecador?

  • Apocalipsis 3:20: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”.
Estamos en constante oración para que llegue el día cuando los pastores, evangelistas y cristianos en general, dejen de proclamar un evangelio centrado en el hombre al malinterpretar Apocalipsis 3:20 y saquen una emocional, y muchas veces, una falsa respuesta del oyente.
Jesús no está de pie en la puerta cerrada con llave de algún anhelo del corazón humano corroído por el pecado deseando que lo dejen entrar. Jesús no necesita la aceptación de alguien. Todos necesitan de Su aceptación. Jesús no es el del cabello rubio, de ojos azules, de pie como un surfista en la puerta de su corazón esperando que Ud. lo deje entrar a Él. Él es Dios; Él es soberano; no Ud.
El contexto de los versículos anteriormente mencionados muestra a Jesús, no hablándoles a los incrédulos, sino a una iglesia desobediente. No es un versículo de evangelismo; ni tampoco debe ser usado como tal. Es un llamado a la iglesia al arrepentimiento.
Jesús nunca les preguntó a las personas para que lo dejaran entrar en sus corazones. Jesús no está solo sin el pecador persistente; Él no está persiguiendo a las personas esperando que algún día los atrape y los salve. Jesús no necesita nada de Su creación.
Jesús les ordenó a las personas que se arrepintieran y creyeran el evangelio. Él no busca ser aceptado. Él demanda obediencia. Y aquellos que obedezcan los mandamientos de Cristo, aquellos que se arrepientan y crean en el evangelio –sólo por la gracia de Dios, a través  de la sola fe en solo Jesús– serán salvos.

Conclusión

Caminar por el pasillo central de una iglesia en respuesta a la invitación emotiva y afectuosa de un pastor, no salva a nadie. Pedirle a Jesús que entre en el corazón de alguien, no salva a una persona. Escribir la fecha en la parte de atrás de su Biblia para conmemorar su decisión de seguir a Jesús, no salva a una persona. Y repetir una oración tampoco la salva.
¿Pero puede Dios usar aun la oración del pecador en Su obra soberana de salvación? ¡Claro que sí! Pero necesitamos ser muy cuidadosos y no obligar a alguien a repetir una oración haciendo que coloquen su esperanza en eso para ser salvos. En este sentido, la oración del pecador ha hecho un gran perjuicio a Cristo y a incontables millones de personas que, como resultado de repetir una oración pero nunca se han convertido, escucharán decirle a Jesús, “Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad” (Mateo 7:21-23).

¿Qué sigue?

Si ha leído este artículo y se está preguntando, “¿cómo ponerle fin a una discusión con alguien, si no es con la oración del pecador?”; lea por favor, “Cerrando el acuerdo: Un elemento no bíblico del evangelismo moderno”.

sábado, 16 de enero de 2016

TEOLOGIA PACTAL REFORMADA

Algo de su historia 
ACLARANDO Y DEFINIENDO CONCEPTOS 
Hoy muchos grupos e individuos dentro del evangelicalismo Anabaptista simpatizan o se identifican con algunos elementos de la soteriología Calvinista Reformada Presbiteriana, y piensan así que son "Reformados." Nada podría ser mas lejos de la realidad. 
EVANGELICALISMO no parte de la Reforma (en teología: soteriología, eclesiología, etc) sino más bien de una interpretación errónea (hermenéutica) acerca de lo que es Iglesia, ley, gracia, salvación, sacramentos, santificación, etc.,  que es ajena a la fe Reformada histórica y Bíblica.    
Por lo tanto, cualquier intento de re-definir lo que es la teología Reformada o “Calvinismo” enfatizando SOLO ALGUNOS  elementos de ella y rechazando aquellas otras doctrinas fundamentales ligados intrínsecamente a ella, NO ES TEOLOGIA REFORMADA.
Los Reformadores fueron unánimes en la enseñanza del bautismo Infantil enmarcada de la teología Pactal,  de manera que para entender la teología del bautismo infantil, se debe conocer y entender la teología pactal. El rechazar la teología pactal, no solo compromete el bautismo infantil como señal y sello del nuevo pacto, pero también es una negación de la promesa Abrahamica y sus descendientes en su cumplimiento a los santos en la administración del pacto de gracia.
Por lo tanto no existe, ni puede haber un punto de acuerdo en absoluto con independientes y Anabaptistas, y sus derivados: evangélicos-anabaptistas-pentecostales, en temas como el pacto de gracia.
EXPLICACION EN UNA CAPSULA
El pacto de Abraham está todavía en vigor. La administración del pacto de Abraham involucró a creyentes y a sus hijos (Gn 17). Es por eso que Pedro dijo: "Porque la promesa a vosotros y a vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos el Señor nuestro Dios llame" (Hechos 2:39). Es innegable de acuerdo a la evidencia Escritural que Pedro está hablando desde una mentalidad pactal Abrahamica a una comunidad Judía cuyo religión está enmarcada en una mentalidad pactal también Abrahamica. La predicación es una re-afirmación en el Nuevo Testamento de la promesa de Abraham de Génesis 17 y en los profetas menores (por ejemplo, Joel 2). Sólo los creyentes en verdad han heredado, solo por gracia, mediante la fe, la sustancia de la promesa (Cristo y la salvación), pero los signos y los sellos de la promesa siempre se han administrado a los creyentes y sus hijos.
 
Por lo tanto, entre las marcas de una verdadera Iglesia que confiesa a  Cristo son la predicación pura del Evangelio (el pacto de gracia), la administración pura de los signos y sellos del pacto (sacramentos) y la administración de la disciplina.
DESARROLLO TEOLOGICO
Veamos la teología de los primeros y más influyentes Reformadores:

     Martín Lutero (1483-1546) Este primer e influyente Reformador, no jugó un papel fundamental en el desarrollo de la teología del pacto. Lutero hizo un trabajo con la idea de pacto, ya que pasa a primer plano en la Cena del Señor: la referencia es a la copa del "nuevo pacto". El desarrolla la idea de uno de los Padres de la Iglesia primitiva (Crisóstomo) que en la Cena del Señor tratamos con la promesa y el mandato.

     En lo que se refiere a nuestro interés, Lutero conecta el bautismo con el Pacto. En el bautismo él ve que, por un lado, Dios se compromete a sí mismo hacia nosotros en un pacto de gracia, llena de consuelo y, por otra parte, nos comprometemos nosotros mismos a la mortificación del pecado y de una fe segura en la relación de Dios con nosotros. Sin embargo, en su panfleto de 1520 "La cautividad babilónica" (que trata de la corrupción de la iglesia de Roma) el pacto no se menciona y uno busca en vano en escritos posteriores. La razón de esto hay que buscarla en la idea de Lutero sobre el bautismo, que se centra en la idea de la promesa. Esta promesa es: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo" (Marcos 16:16) Esta respuesta individual recibió un énfasis en la teología de Lutero. No es de extrañar que la idea de pacto retrocedió a un segundo plano. El giro decididamente semi-pelagiano que Melanchthon dio a la teología Luterana posterior podría haberse evitado si el mismo Lutero hubiera tenido la oportunidad de desarrollar una estructura de pacto adecuada. Teniendo en cuenta su tiempo y su lugar en la historia, estamos sorprendido por lo que él era capaz de lograr, por la gracia de Dios.

     Ulrico Zwinglio (1484-1531) El Reformador Suizo trató el concepto de pacto en el desarrollo de sus comentarios sobre la Cena del Señor. Señaló que "pacto" y "testamento" realmente significan lo mismo y que las Escrituras parecen utilizar "testamento", "pacto" y "federalismo" (testamentum, pactum, foedus) indistintamente. En referencia a los pactos hechos con Noé, Abraham e Israel, Zwinglio demuestra que era la costumbre de sellar un pacto con sangre y sacrificios; los puntos de sangre a la sangre de Cristo. Ya en 1523 Zwinglio consideratestamento” ypacto” lo mismo: la cual es la relación en la cual Dios entra en el hombre.

     En 1524 Zwinglio comienza a defender sus puntos de vista sobre el bautismo en contra de algunos de losradicales” entre sus seguidores. Estos radicales, que querían romper todos los lazos con la iglesia y la idea sacramental de Roma, sintieron que Zwinglio no estaba siendo lo suficientemente fuerte en su rechazo de los errores romanos, formaron el comienzo del movimiento “Anabaptista.” Ellos rechazaron el bautismo de infantes. Al oponerse a ellos, Zwinglio compara la circuncisión y el bautismo, indicando sobre la base de Col.2: 11 y Romanos 4:11, que el bautismo ha reemplazado la circuncisión. Mientras el desarrolla sus pensamientos sobre este tema, el describe el pacto como la promesa que Dios da a los creyentes. El pacto no es principalmente la obligación de que el hombre lleva en sí mismo, pero la relación en la cual Dios entra con el hombre. Hay un elemento de obligación, pero no es el elemento primario


     En Julio de 1527, Zwinglio publica sus puntos de vista maduros sobre el asunto del Pacto. Él enseña que a lo largo de todo el tiempo sólo ha habido un pacto hecho con Adán y ha sido establecido sucesivamente con Noé, Abraham, la nación de Israel y la iglesia del NT. El corazón del Pacto es que el Altísimo es nuestro Dios y que somos su pueblo. La unidad del Pacto descansa en el hecho de que Dios es siempre uno y que Jesucristo es el único Salvador.

     Es interesante observar que Zwinglio, en su comentario sobre Génesis, habla de dos clases de hijos de Abraham y dos tipos de promesas: terrenales y promesas temporales para los hijos naturales junto de promesas espirituales y eternas para los hijos espirituales durante el Antiguo así como también el Nuevo Testamento. Él no habla de un pacto de dos veces, pero reconoce que hay una cierta dualidad.

     Heinrich Bullinger (1504-1575) estuvo estrechamente involucrado con Zwinglio en el desarrollo de este último de sus puntos de vista del pacto. Esto es evidente en varias cartas y su participación en los debates abiertos con los Anabaptistas, celebrada en 1525. Ya en 1523 (19 años de edad!), Escribió acerca de la unidad de las Escrituras, una verdad tan fundamental en la comprensión del Pacto. En 1534 él se refiere al Decálogo como una paráfrasis de las obligaciones divinas y humanas en el pacto. Varios otros de sus escritos indican que estaba de acuerdo estrechamente con Zwinglio en este tema.

     Martín Bucero (1491-1551) pasó la mayor parte de su ministerio en Estrasburgo, una ciudad en el norte de Francia, en la frontera con Alemania, que fue un importante centro de actividad Reformada. En varios temas él tomó una posición media entre Lutero y Zwinglio. Fue influenciado por Lutero en el punto del Nuevo Testamento en la Cena del Señor; Sin embargo, cuando los Anabaptistas trajeron sus puntos de vista en Estrasburgo, se volvió a Zwinglio para obtener ayuda. En una carta de fecha 16 de diciembre de 1524, Zwinglio le aconseja a defender el bautismo de infantes, ya que coincide con la circuncisión en el Antiguo Testamento, el cual, como el bautismo, es un signo de la fe y, sin embargo fue administrada a los bebés. Bucero tomó este consejo y en un folleto de 26 de diciembre 1524 habla del significado de igualdad de la circuncisión y el bautismo. En su mayor desarrollo del pensamiento de pacto, Bucero está en pleno acuerdo con Zwinglio. Mencionamos Bucero para mostrar que los principales Reformadores estaban de acuerdo y también porque, a su vez, influenciaron a Juan Calvino, que pasó algunos años en Estrasburgo y quedó profundamente impresionado con el trabajo de Bucero.

     Juan Calvino (1509-1564) es el Reformador que desarrolló una teología completa del pacto. Su pensamiento teológico  sobre la materia deben ser recogidos de varias fuentes: los Institutos, sus sermones y sus comentarios


  Calvino es muy claro al afirmar que el pacto hecho con Abraham es el pacto hecho con nosotros y nuestros hijos hasta el día de hoy: "Pero si el pacto sigue siendo firme y constante, no se aplica menos hoy en día a los hijos de los cristianos que a los bebés de los Judíos bajo el Antiguo Testamento se refería ". (38) Dado que este es el mismo pacto, y puesto que no todo lo que se llama Israel es Israel, Calvino también puede tomar la posición de que el Pacto de la Gracia es más amplio en su ámbito de elección. En la escritura de la predestinación como decreto eterno de Dios en relación con el último estado del hombre, señala:

"Dios ha atestiguado esto no sólo en las personas individuales, sino que nos ha dado un ejemplo de ello en toda la descendencia de Abraham ... Ahora debemos agregar un segundo grado más limitado de elección, ... es decir, cuando a partir de la misma raza de Abraham Dios rechazó algunos ... "

Él está diciendo que todos los descendientes de Abraham fueron elegidos en un sentido general. Con ellos se estableció el Pacto de Gracia. Sin embargo, en un sentido más particular, la elección se refiere sólo a algunos de los hijos de Abraham por lo tanto algunos de ellos fueron rechazados. Dado que todos estaban en el pacto de gracia y llevaban la marca de la misma en la circuncisión, debemos concluir que Calvino enseña que el pacto de gracia es más amplio en su extensión que la elección  [en particular]. De hecho, Calvino no hace distinción entre la elección general, es decir, la elección de toda la nación de Israel como pueblo de Dios, y el Pacto de Gracia. Cuando escribe, "El pueblo de Israel ha sido llamado "la herencia de Dios"... sin embargo, muchos de ellos eran extranjeros." , Calvino está utilizando el lenguaje de pacto. Los que están en el Pacto eran elegidos de esa manera general en el que Dios llamó a todo Israel, como nación, para ser su pueblo. Calvino entiende completamente y enseña que los miembros del Pacto pueden ser cortados a través de su ruptura del pacto. Él se refiere a Ismael y Esaú como ejemplos de esto.

     Calvino también no tuvo reparos en hablar de diferentes grados de gracia:

     "Así que, de hecho, el generoso favor de Dios, el cual él ha negado a los demás, se ha mostrado en la adopción de la raza de Abraham; sin embargo, en los miembros de Cristo aparece un cada vez más excelente poder de la gracia, pues al ser implantados en su Cabeza [Cristo], ellos nunca serán separados de la salvación "  
En resumen, los cristianos Reformados hablan de la Escritura como el drama de desarrollo del pacto de la gracia de Dios. Pablo habla de los hijos de Israel, diciendo: "A ellos pertenecen los pactos ..." (Rom. 9: 5). La Biblia es una historia Pactal, el cual Pablo, otra vez describe como "los pactos de la promesa" (. Ef 2:12).

La esencia del pacto de la gracia es la misma en todo el Antiguo y el Nuevo Testamento:
Dios salva a los pecadores por gracia solamente, a través de la fe solamente, en Cristo solamente. Pero su administración histórica ha variado a través del tiempo y lugar. Por ejemplo, el pacto de la gracia se amplió desde el Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, ya que se administró primero con familias pequeñas (por ejemplo, las familias de Noé y Abraham), y luego con la nación de Israel, pero ahora con la iglesia, que se compone de las personas "de toda tribu, lengua, pueblo y nación" (Apocalipsis 5: 9). Además, se administró en el Antiguo Testamento a través de lo que los autores del Nuevo Testamento describen como "tipos" y "sombras" (Hebreos 8: 5; 10: 1.), Como los sacrificios, el sacerdocio y el templo, todos los cuales señaló a su realidad, Jesucristo.
Los credos y confesiones Reformadas expresan la continuidad del pacto de la gracia de Dios a pesar de sus muchas variaciones históricas. Por ejemplo, el Catecismo de Heidelberg dice:
 
"...Dios mismo reveló por primera vez [que] en el paraíso, [y] después [fue] proclamado por los santos patriarcas y profetas, y prefigurado por los sacrificios y otras ceremonias de la ley, y, finalmente, cumplido en su amado Hijo "(Q & A 19). 
El evangelicalismo niega la continuidad del pacto de gracia en el Antiguo y Nuevo Testamento y al negar la teologia pactal, niegan, como consecuencia de ello, el bautismo de infantes. Es imposible por lo tanto llamarse "reformado" si se niega el bautismo infantil como señal y sello del pacto de gracia, aunque simpatizen con los llamdos "cinco puntos."
Por Caesar Arevalo