miércoles, 20 de mayo de 2020

LOS MEDIOS DE GRACIA

¿CUALES SON LOS MEDIOS POR LOS CUALES RECIBIMOS GRACIA?


En su sentido general, un «medio de gracia» es una ordenanza de Dios por medio de la cual recibimos en nuestra vida los beneficios del pacto, es decir, los beneficios de la redención comprada por Jesucristo. En este sentido, la iglesia pue­de ser un medio de gracia (por ejemplo,  cuando en forma unida y comunitaria alaba a Dios en el cul­to). También para unos, la fe es un medio de gra­cia, aunque para otros, es el fruto de la gracia que obra el Espíritu Santo en el corazón de todos los elegidos, podemos agregar las dificultades y pruebas como agente formador ya que nos templan y forestasen, como así también la enseñanza y la predicación los cuales obran en nuestro beneficio de forma directa.
En su sentido técnico, o restringido, los «medios de gracia» serían solamente 2:  los Sacramentos, del bautismo y la santa cena.  
Preg # 88 «¿Cuáles son los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención?»
Resp: “Los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención, son sus ordenanzas, y especialmente, la palabra, los sacramentos y la oración; a todos los cuales hace él eficaces para la salvación de los elegidos.” (Hechos 2:41-42)
Al hablar de «medios externos», quedan eliminados la fe y el arrepentimiento, pues son medios internos que Dios usa para hacer eficaz la salvación en beneficio de los suyos. En cuanto a la ­iglesia como un medio de gracia, Ezequiel Lango (Cat. Menor Explicado, p. 143) comenta que:
«forma parte también muy importante de estos medios, a nuestro juicio, la comunión personal con los creyentes y la participación con ellos de las alabanzas que se rinden en espíritu y en verdad a nuestro Dios».
Pero como él también dice: «Los más importantes son la Palabra de Dios contenida en las Santas Escrituras, los Sacramentos y la Oración». Hablemos primeramente sobre la Palabra de Dios y sobre la oración como «medios de gracia», luego en otro estudio continuamos con los sacramentos.

1. La Palabra De Dios

Notemos las preguntas # 89 y 90 del Cat. Menor y sus respectivas respuestas:
Pr # 89 “¿Cómo viene la Palabra a ser eficaz para la salvación?”
Resp: «El Espíritu de Dios hace que la lectura, y aún más especialmente, la predicación de la Palabra, sean medios eficaces de convencer y de convertir a los pecadores, y de edificarles en santidad y consuelo por la fe, ­hasta la salvación.» (Neh 8:8; Sant 1:21; Hech 20:32; Rom 15:4 y 2, Tim 3:15)
Pr # 90 “¿Cómo ha de ser leída y escuchada la Pa­labra para que se haga eficaz para la salvación?”
Resp: «A fin de que la Palabra se haga efi­caz para nuestra salvación, hemos de prestarle atención con diligencia, preparación de espíritu y oración; hemos de recibirla con fe y amor, atesorarla en el corazón, y practicarla en la vida.» (Deut 6:6-7; 1. Ped 2:1-2; Sal 119:18; Rom 1:16; 2 Tes 2:10; Salmo 119:11 y Santiago 1:25)
Al respecto, Ezequiel Lango comenta:
“La Pala­bra de Dios, que es por muchos despreciada y aun tenida como una falsedad y una locura, es un ex­celente medio de gracia para los creyentes sinceros, que encuentran en ella oportuno consejo, ­sabia amonestación, luz suficiente para andar en el camino de la rectitud, y otras muchas bendiciones que no es posible enumerar (1 Cor. 1:18­21). Esto es debido al gran poder que Dios ha dado a su Palabra, para hacerla útil sobre toda cosa, para la instrucción con fines salvadores, de sus hijos (Heb 4:12). Por eso nunca será suficiente el tiempo que el cristiano dé a su estudio y reverente meditación, ni será nunca vano el esfuerzo hecho para obedecerla (1. Tim 4:16).
¿Cómo es que algo escrito en blanco y negro, en palabras humanas, como lo fue la Biblia, puede ser un medio de gracia para nosotros? Sucede que la Biblia no es únicamente de origen humano, pues procede de la inspiración divina, por la que es en verdad Palabra de Dios, autoritativa para todo ser humano. Y esa Palabra la toma el Espíritu de Dios (que fue su Autor) para aplicar con poder su mensaje en los corazones de aquellos a quienes él quiere redimir. Por ese poder del Espíritu, la Palabra es eficaz, porque: (tomado de Lango)”
1- Ilumina brillantemente el camino de los hombres, mostrándolas los peligros en que pueden tropezar y caer (Sal 119:105).
2- Penetrando hasta lo más hondo de su corazón, les convence de su condición pecaminosa y desventurada, humillándolos en la presencia de Dios (Hb)
3- Les conduce después, de una manera natural hacia Cristo, como el único Salvador (Hch 8:27-38)
4- Los arranca poderosamente de la servidumbre del pecado y los hace siervos de la justicia (Rm)
5- Usada sabiamente por el creyente, se convierte en un arma incomparable para su propia protección, como para el ataque al enemigo: Satanás (Ef.)
6- Hace crecer en la gracia divina, enseñando, corrigiendo e instruyendo permanentemente al creyente, hasta un grado imposible de alcanzar sin ella (2′ Tim 3:14,17).
7- Afirma su corazón en la santidad y en la consolación por medio de la fe (Rm 16:25; 1’ Ts 3:13 y Rm 15:4).
Ejemplos de los resultados que da la predica­ción de la Palabra se encuentran en Jonás 3:1-10 (los Ninivitas); Neh. 8:8-9 (los judíos que regresaron del cautiverio); y Hch. 2:37-41 (el Día de Pentecostés).
¿Por qué tantos cristianos son apáticos para leer la Palabra de Dios? ¿Por qué no tienen en la debida estima la predicación de esa Palabra? Porque Satanás, conociendo por sí mismo cuán poderosa es esta Palabra (pues con ella fue vencido cuando quiso tentar a nuestro Señor Jesús), procura de mil modos estorbar a los creyentes y alejar los de esa Palabra. ¡Alerta, entonces! No te dejes engañar por el enemigo de tu alma, querido hermano. Ama, lee, estudia la Palabra de Dios, y no desperdicies ninguna oportunidad de escuchar la predicación de ella.

2. La Oración

En cuanto a la oración, no puede haber razonamiento alguno que presentar en contra de la enseñanza que nuestro Catecismo presenta al considerarlo como un medio externo de gracia. Siempre ha sido considerada la oración como un medio preciosísmo de gracia; y esto no sólo porque se supone así, o porque así se dice; sino por el testimonio permanente de todos los que la practican con constancia y fe. La primera gran bendición que el mundo recibió por la práctica de la oración, fue el descenso del Espíritu Santo que tanto beneficio ha hecho a los hombres (Hch. 1:13-14; 2:1-4).
¡Con cuánta razón se recomienda a todos la práctica de la oración! (ver Ef. 6:18; Stgo 5:14-15)



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